Si por tus manos ha pasado una copa de vino,
de tu mente a brotado un deseo y tienes el corazón listo para apasionarte,
te invito a que hagas el siguiente viaje conmigo…
El vino… regalo de la tierra, protegido, cuidado,
venerado desde la uva hasta darle su exquisito sabor,
posee dentro de sí la magia de despertar las mas bajas pasiones y los mas dulces instintos del ser humano,
valga pues estas letras como homenaje al pecado que evoca..
Quien ha bebido el vino sólo por buscar su propio placer no ha descubierto todo en él,
lleva inmerso el aroma del misterio, su cuerpo y consistencia hacen permanecer en el recuerdo una sombra de fragilidad y fuerza…
Cuando puedes degustarlo en tu boca, de inmediato atormenta a tu mente la pregunta
¿Cuál sería su sabor en la piel de la persona que amas?
Si se mezclara con su esencia y tomaras la espuma entre tus dedos compartiéndolo en una caricia su color pintaría,
delimitando todo aquello que deseas poseer,
es la expresión de ese placer compartido,
su sabor brota también de ti dulce y amargo que embriaga los sentidos,
lleno de seducción, volátil, profunda e intensa.
¿Te imaginas ese brindis?
Poder beberte a alguien que amas, tener en cada sorbo un trozo de su esencia, humedecerte en su espacio y conformar la copa perfecta para extasiarse de placer y dejar impregnado ese aroma del recuerdo en todos los rincones de su piel.
Siempre lo he dicho el vino se enriquece con la compañía y se disfruta mas con la imaginación,
¿No lo crees así?
Si has disfrutado de este ensueño de letras búscalo en tu mente y llévalo a tus labios, hasta tus sentidos cuando vuelvas a degustar un exquisito y buen vino.
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