No somos nada,
en la inmensidad del cosmos
pequeños, fragiles, insignificantes...
Somos tan pequeños
y nos sentimos suficientes,
logramos a ratos entender
la real magnitud energética de la naturaleza,
y tememos lo peor...
No pensamos más allá,
no entendemos lo que pasa a nuestro alrededor,
menos allá,
un espacio siempre extendiendose, creándose.
Nuestros inventos
como reflejos de una vanidad sin límites,
nuestros ingenios para sobrevivir
doblegar, someter, arrastrar, conquistar...matar.
No somos nada ante una realidad adversa,
una desgracia,
una perdida,
una mala decisión...
nos sentimos pequeños e insignificantes.
y...miramos al cielo,
buscando algo,
...algo que al ser tan pequeño no vemos,
nos refugiamos luego en nuestros pensamientos
nuestras ideas,
nuestras emociones,
nuestras armas.
No podemos alzarnos
porque siempre estamos anclados
en tierra...
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