Aquella madrugada, cuando la niña despertó toda empapada por la pesadilla, se escuchaban las voces de los mayores ya afuera.
Ella corrió descalza a contar su sueño entre los perros que salieron a recibirla.
La púber de trenzas engreñadas y pechos incipientes, desde muy niña tuvo premoniciones y sus sueños siempre eran escuchados con mucho respeto en la comunidad.
Se la oyó gemir entre sollozos –viniendo Huinca no quedando ni los perros-.
El hombre acarició paternalmente a la jovencita para calmarla, mientras los demás se acercaban a enterarse de lo ocurrido.-
Está bien, esta bien, solo fue un mal sueño –el viejo caciquejo sabía por sus informantes que las tropas del ejército estaban muy lejos, allá en la frontera aún y que este era un lugar seguro todavía.
Miró alejarse a la niña llorosa abrazada por dos mujeres con un gesto de preocupación y quedó pensativo un instante, mandaría a alguien hasta las tolderías cercanas a las fronteras y daría aviso de aquel mal sueño desierto adentro, antes de partir con el arreo de animales a la mañana siguiente.-
Tres días mas tarde, el sol nacía ensangrentado en el este y traía con el al genocida Roca y una columna del ejército que a sable y fuego arrasó la pequeña comunidad, aplastando a los niños desesperados con los cascos de sus bestias, decapitando a sablazo limpio a ancianos y mujeres que corrían gritando sin ningún rumbo y tratando en vano de proteger a los mas pequeños.
No hubo resistencia ya que allí no había guerreros ni muchos hombres aquel día, algunos consiguieron escapar al médano donde los guadales dificultaban el paso a los caballos.-
La niña supo desde el primer instante que era el final.
Caminaba entre la muerte sin buscar refugio, cuando un soldado la alzó en vilo y de un manotazo quitó el trapo que cubría su cuerpo virgen, sintió otras manos en su carne que también la disputaban y a fuerza de dientes y uñas se quedó con tiras de piel, ojos y sangre Huinca en la boca y las manos.
Entonces corrió con todas sus fuerzas hacia las arenas salvadoras del médano, pero nunca lo logró, un lazo se enredó en sus piernas cortando su piel al ceñirse y luego otro en uno de sus brazos, luchó por desasirse, pero fue arrastrada entre las espinas entre los dos caballos que corrían enardecidos, hasta que sus miembros no soportaron mas y se desprendieron de su cuerpo.-
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