Marzo 27 de 2009
En las fronteras de lenguaje,
En el preciso lugar donde el silencio se forma, se moldea, tiene huecos,
Al borde de ese abismo donde la palabra no existe,
Sólo quedarán gemidos….
Marzo 30
Me paré en el borde, en la frontera. Dije pequeñas palabras, palabras jadeantes y sudorosas. Algo me decía que no me iba a entender; sin embargo, olvidé que en la frontera del lenguaje, el sonido sólo es el molde del silencio que está lleno de significado. Sin importar en qué idioma sea dicho, ni la edad de quien lo diga, el silencio será entendido por el sonido que lo rodea.
Dejé de hablar. Dejé mis inseguridades a un lado y mi lengua entonces se dedicó a una tarea mucho más sublime. El silencio acrecentaba su ritmo y escuché palabras en otro idioma, algo que no era mío. Dos barcos con capitanes de distintos países encontrándose en la noche, y la marea subiendo, ondeante. Tal vez haya tormenta. Y sus manos clavándose en mi espalda. Un poco más, un poco más. Y yo que no resistía porque es difícil, porque desde hacía mucho tiempo… pero no importaba. Seguía yo, en medio del desespero escuchando al silencio murmurar. Fuck. En ese preciso instante en que no se sabe si es dolor o placer, con sus uñas en mi espalda. Fuck, you’re so good. Y yo sintiendo que no podía, vi al silencio cantar en la frontera, después de la tormenta…
“No harás que me venga” me dijo. Yo ya lo sabía, porque para comprender el lenguaje del cuerpo, el lenguaje que sólo el silencio maneja necesitábamos mucho más tiempo.
Yo lo sabía, pero escucharlo era una sentencia. You’re not gonna make me come y sus ojos cafés y su piel blanca y su pelo rojo. Entonces, aún sabiéndolo, me paré en la frontera del lenguaje usando su idioma y con su idioma en mi lengua exploré su cuerpo. Silent lovers, dije. Sudden lovers, dijo. Pero yo sentía que no éramos amantes repentinas sino silenciosas. Yo sentía que sabía que todo eso iba a pasar… con su idioma seguía recorriéndole el cuerpo. I’m gonna learn your body by heart, I’m not gonna memorize it, le dije jugando con los significados, conociéndola, sabiendo que me iba a corregir diciendo que era lo mismo. Craso error. Le dije que “recordar” significaba originalmente traer de las profundidades del corazón y que entonces memorizar nunca sería aprender con el corazón. Yo quería aprenderla con el corazón aún en su frío idioma. La recorrí con mi boca y luego, luego le di la vuelta. Mis ojos no podían dejar de mirarla. Ella creía que era por su pelo rojo, por ser tan alta y tan blanca, pero era porque en ese momento ambas nos parábamos al borde del abismo que era la frontera del lenguaje con mi boca en su espalda y mis manos… bueno, mis manos que se multiplicaban, mis manos moldeando el silencio y dándole ritmo o tal vez ella, llena de sonido y silencios, imponiéndole un ritmo a mis manos. Y el sudor. Fuck. Sí. Yes. Era tan difícil. Y el silencio cada vez más rápido. You’re so good. Sí. Y sus manos en la almohada. Y mis manos, mis dedos, mi lengua. Cada vez más rápido, cada vez más rápido, más rápido, más rápido… …
Estuve cerca. En ese lugar donde el silencio se forma, en la frontera del lenguaje, con su piel blanca, sus ojos cafés y su pelo rojo, agotadas ambas de intentar hallarle una forma al silencio, con una sonrisa en sus labios que me besaban constantemente, me fui alejando poco a poco y ella que me abrazaba. Pero en ambas había miedo y una extraña alegría de que sólo tuviéramos dos semanas. |