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Inicio / Cuenteros Locales / girl_teller2809 / Mi Vida Sin Manuela

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La oscuridad lo consumía, pero no era tan fuerte como la soledad que sentía esa noche, se encontraba solo completamente solo pues aquella noche, la noche antes de primavera le había arrebatado el amor de su vida.

Se llamaba Manuela, una hermosa joven de ojos grandes y negros, de piel tan pálida como la muerte pero tan dulce como la miel, que a sus 14 años había recorrido más el mundo de lo que el pudiese haberlo hecho jamás.

Casi absorto se quedaba todas las noches observándola partir a su trabajo y luego temprano en la mañana esperaba su regreso, el sabia que el oficio de su amada no era bueno mas nunca le dijo nada, es mas nunca se atrevió a hablarle pues tenía tanto miedo de no gustarle que se conformaba con la idea de tenerla así, lejos su vida y de su mundo.

Y pasaban las noches, ella dolorida y trastornada de su trabajo, mientras el enceguecido por la locura que lo inundaba, la observaba sigilosamente sin que ella lo notara. Hasta que una noche un coche negro de ventanas oscuras pasó con desenfreno por el callejón en el que vivían, este sabía lo que buscaba y no se iría sin él o ella en este caso.

Venían por Manuela, aquella joven picara que por dárselas de viva se había negado ante uno de los hombres más sucios y despreciables del pueblo, uno al que no le importaba pasar por encima de quien fuera para conseguir lo que quería.

La buscaban hacia tres días y hasta ahora habían podido dar con su paradero, no bastaba más que una simple llamada para rastrearla. ¿Pero quién podía compadecerse de una simple prostituta que a tan corta edad ya había experimentado los juegos más escabrosos de este mundo?

No tenía a nadie y él lo sabía, pero lo que lo carcomía era que conociendo esto no se atrevía a hacer nada, miedo tal vez a la muerte misma o a encontrar el amor de su vida, se explicaba toda las noches tratando de conciliar el sueño, tratando de hacerse creer que la muerte de Manuela era inevitable y que no era su culpa que aquel carro la hubiese llevado por la fuerza a un viaje sin regreso.

Aun así, nunca pudo perdonarse el no haber gritado, el no haberle dicho a nadie que él conocía el nombre del cerdo que llevaba jovencitas de barrios pobres para deshonrarlas, pero como delatar a quien había conocido mucho antes que a su bella inspiración, con quien había compartido más que una madre.

Fue por esto que decidió quedarse callado, ocultar y ser cómplice de su hermano, quien por más detestable que fuera seguía siendo sangre de su sangre y parte de lo que algún día había conocido como familia.

Texto agregado el 16-06-2009, y leído por 232 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
05-10-2010 una historia lamentable pero que impacta quilapan
20-09-2009 Tu texto impacta por la crudeza. Son muchas las prostitutas que mueren de Sida u otra enfermedad de transmisión sexual pero hay otras tantas o más que mueren así; asesinadas por un loco, un maniático, o alguien que se cree un enviado del cielo para purificar el mundo. logan5
01-08-2009 Tremenda historia estupendamente narrada, me ha gustado mucho******* JAGOMEZ
16-06-2009 Nada tan tremendo como el sentimiento de no hacer nada, por impotencia o cobardía para detener una injusticia una flagrante violación a los derechos humanso, un sentirse poco hombre que daña y perturba hasta la muerte. Ese sentimiento a fracaso que no se desea a nadie. Bueno el escrito, eh? marxtuein
 
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