No tengo gurú ni destino, sólo a mí a veces en ruinas. Sobre un atril, mi voz quebrada ante un verso sangra lágrimas. No tengo más camino que mis propias palabras, ni más enseñanzas que las vividas. No uso agenda para citas previas. Mi mayor evento es mi mayor tragedia; Reencontrarme cada mañana con la mujer que no soy. Por unas horas, llega el letargo de la poeta... Mujer perfectamente imperfecta.
Texto agregado el 16-06-2009, y leído por 126 visitantes. (4 votos)