(... Y es que a veces es mejor decirte las cosas así, en voz baja, susurrándote al oído mientras te haces la dormida. No creo que puedas decir con exactitud cuanto tiempo te he estado hablando de mi vida, de mis problemas, del dinero, de la suerte, del amor... Pero tú me escuchas todo, para eso estás aquí, acostada en esta cama, desnuda. Estás para acompañarme por mi senda en este valle de lágrimas, en esta maldita vida. Tu me conoces mejor que nadie y por eso te quiero más...

... Sé que tú también sientes lo mismo por mí. Pero a ti no te dejan amar... no podrías vivir si empezaras a amar, a amarme, a mí, a todos...

La luz de la luna juguetea con tus curvas, con tu pelo, con tu cadera que queda al descubierto, un blanco eterno, tu boca entreabierta, los dedos de tus pies, como fantasmas...

... Y es que es mejor decirte las cosas así, en voz baja, entre paréntesis, porque igual me escuchas, porque eres mi prostituta preferida y yo tu cliente más fiel... porque me amas a pesar de lo que podría significar para tu vida, para tu trabajo. Y es que a veces es mejor decirte las cosas así, porque me escuchas más atentamente, porque estás más calmada, porque la luz blanca se puede quebrar con ruidos más fuertes...

... Y es que a veces es mejor así...)