¿Quién sería capaz de—No… Mejor pregunto, ¿Quién está es sus cabales y condenaría a nuestra carismática y homicida amiga, Emmita? Prácticamente nadie. Más bien la condenarían por la idiotez que cometió rompiendo el dinero después de prostituirse. Nadie se prostituye sólo por hacerlo, aunque sea para llevar a cabo un magnífico plan. Todo el mundo tiene internalizada aquella frase que dice que “para ser puta y ganar nada, más vale ser mujer honrada”. Insisto, ¿Quién considera aberrante el homicidio por venganza? El hombre invisible mudo, si-es-que, porque el sentido común de gran parte de las bestias que gastan el preciado aire de nuestro hábitat los persuade para que estos la justifiquen. Si hay algo que simplemente no me cabe en la cabeza es que justifiquen a Emma Zunz por matar a su jefe. No me vengan con habladurías de “justicia”. Homicidio es homicidio. No hay valor alguno que lo sostenga ni fundamente. Si fuera por eso, los “flaites” de las poblaciones que matan a balazos al loco que les debe 5 lucas de marihuana no deberían ser condenados y es justificable, puesto estaban tratando de hacer justicia. ¿En qué minuto todo se volvió “patas pa’rría”? Parece insólito como la lógica ha dado un vuelco radical. Antes era condenado aquel que atentaba contra la moral y las buenas costumbres. Hoy, la cosa es distinta, se mete preso o apunta con el dedo a quien saca un alfiler de la cajita del supermercado, pero se deja en libertad o se hacen los desentendidos con los que matan por “venganza y justicia humana o justicia trascendental” y con los degenerados. Pero bueno… Los hombres pertenecemos a un mundo real que algunas veces se adecua a nuestras necesidades, o ¿Acaso lo real no adopta muchas veces la forma de lo insólito? Y a su vez, ¿lo insólito, no se parece dramáticamente a lo real? Nos movemos en medio de un bosque de símbolos que al igual que en una tenebrosa selva que nos confunde y pervierte; somos juguetes en manos de un destino adverso.