Carta destructiva y violenta de sueños truncados. Epifanía volátil de veinte minutos. Quince horas de muerte, la delgada línea entre la cordura y los aplastantes rieles del metro. Música genial envasada en mi bolsillo, sueño corto que me permitió caminar, estudio interesante pero inútil de vidas que me son ajenas. Estúpida voz que resuena en mi mente, proposición idiota que trunca los sentimientos de quien lucho por volverlos a revelar. ¿Los quieres de vuelta? ¿Por un segundo creíste que te los daría? ¡¡¿Cómo puedes pedirme algo así!!? ¿Crees que podemos ser amigos? ¡¡Mentirosa!! Vil fantasma que juega con los sentimientos de las personas. ¡¡¡Te destrozaría, te aplastaría, te dejaría flotar en el oscuro espacio fuera de este mundo, para que la locura te mostrara el inútil ser que eres!!! ¡¡Es tu culpa!! ¡¡Esta vez sí es tu culpa!! Antes me culpe a mí mismo, yo fui el que no reaccionó, yo fui el que no hizo lo que debía, por falta de experiencia, que se yo, ¡¡pero ahora sólo eres un demonio!! ¡¡Un maldito demonio!! Ojos verdes que sólo queman la piel de quien ser acerca a ti. Venenosa, mentirosa, egoísta, ¡¡egoísta!! Palabras que no se calman, vomitadas, llenas de odio y rencor. Dedos y corazón masoquisados, esperando por aquel día que nunca llegó, ¡¡y que ya jamás llegará!! ¡¡Jamás nunca contigo otra vez!! Seremos amigos, y esa será tu maldición. Vengativa amistad, espalda vuelta al final del camino ¿Me quieres? Ahora quiero ser tu novia ¡jamás! ¡¡Jamás!! Te odio, ¡¡te aborrezco!! ¡¡Aborrezco todo sobre ti!! Y lo peor es que todavía debo amarte.

-¿A qué te refieres?
Ella se dio vuelta, estaba parada arriba del escenario. Yo la miraba desde los asientos. Los reflectores iluminaban su pelo, ella ni siquiera estaba actuando realmente. Ella disfrutaba con el sueño de algún día ser actriz.
-¡Dímelo! ¿A qué te refieres?
Me miraba desde el escenario, con el ceño fruncido, con la mirada graciosa, los brazos en las caderas, el cuerpo inclinado. Mi cabeza directamente hacia la suya, en un instante que fue efímero.
-No me refiero a nada, simplemente me voy.
Adiós.

-Lo siento, lo que he pensado no te va a gustar, sólo quiero que seamos amigos.
Mi regalo calló al suelo estrepitosamente. Aquellas flores que lucharon contra el invierno para abrirse se marchitaron, volvieron a la tierra.
-¿Podemos ser amigos, verdad?
-Claro –mentí-. Por supuesto.
Y los nutrientes de los pétalos se guardaron en la tierra. Sin embargo, una flor para ella jamás crecerá para ser ofrecida.

-Sólo puedo pensar en ti.
Ilusión, bella ilusión.

-(Silencio)
¡¡¡¡Mentirosa!!! ¡¡¡Cobarde!!!

Al final sólo quedan tristes trozos de una historia que sólo desea morir.

Una puerta cerrada, música celestial. Que viva el olvido. Que viva el eterno resplandor de una mente inmaculada.