Del pecho a la ventana un arcoiris espectro de olas muertas extasiadas del rumor primero, siervas del señor de los días. En la cofradía de las sombras se tejen los hilos enredándose las palabras mientras tu voz duerme lejana en los labios del tiempo. Levántate y mira el fulgor infinito es sólo un suspiro distante anidando en tus entrañas frágil vuelo hacia el olvido. Gloriosa noche perpetua dulce suplicio delirado ofrece la última función conmigo extraviada en el suave abismo de tus manos.
Texto agregado el 14-04-2003, y leído por 230 visitantes. (3 votos)