El sentido de la amistad.
Cada generación tiene sus recuerdos, pero la amistad sigue siendo la amistad.
No hay demasiadas diferencias en cuanto al sentido que se le da a la amistad, esto es válido para antes, allá, aquí o ahora. Cada generación guarda sus recuerdos.
Se escucha decir que la familia se hereda, los amigos en cambio se eligen. Es importante tenerlo en claro, tener amigos es un privilegio, conservarlos es una virtud a la vez que un privilegio.
Una amiga alguna vez supo decirme que:- “Envejecer es una decisión del espíritu”, no estoy muy seguro en cuanto a esta afirmación, pero la doy por valida ya que que me complace aceptarla. Decía finalmente que, "La piel puede verse diferente, los pasos quizás mas lentos, y nosotros mas observadores”.
Infinidad de anécdotas se guardan en la memoria, cada cual tiene la suyas. El ejercicio de la nostalgia suele traerlas al presente, en estos casos es conveniente dejar a salvo que los tiempos han cambiado, muchas cosas hoy no se pueden hacer y no es por que nos falte ganas.
Junto al impresionante avance que se logro en todo sentido, la simple y sencilla vida de antaño sería impensable para los tiempos actuales.
La inseguridad se adueñó de las calles, sospechamos hasta de nuestra propia sombra, es una aventura, casi una locura descuidar nuestros hijos o nietos en una plaza pública. El hombre de hoy vive una tensión desgastante.
Un viejo amigo Catalán que residía en la Argentina, era dueño por los años ochenta de una famosa cantina en el barrio de Congreso- (“La Botica de la Luna”). Los días miércoles solía agasajar a los amigos, entre los que me contaba, con una exquisita cena que elaboraba con sus propias manos. ¡Dar de comer es un acto de amor!, solía decir, es lo primero que recibimos de nuestra madre y vaya si lo cumplía.
A más de ser un excelente cocinero, poseía la virtud de ser un una persona de amplia y refinada cultura, lo cual nos compensaba a mas de la cena, con relatos difíciles de olvidar.
Gran parte de estos relatos se relacionaban con sus propios recuerdos y a los amigos, muchos de los cuales había dejado de ver desde su partida de España.
Un día nos contó algo sobre su niñez de pos guerra, uno de los juegos mas frecuentes era el de las “Batallas entre calles”, buscaban en los abandonados polvorines, pólvora, para confeccionar lo que ellos llamaban “payas borrachas”, con las que se armaban para enfrentar a las otras bandas, Eran historias incomparables que durante muchos años junto a la amistad que nos convocaba, hoy forman parte de un recuerdo entrañable.
Muchas costumbres se vieron obligadas a cambiar. Al ser la vida mas peligrosa la gente vive mas encerrada, pero la amistad y sus valores siguen tan vigentes como siempre. Amo la juventud y si bien soy conciente de tantos males que la afectan, también se de sus valores. No soy de los que piensan en que hoy esta todo podrido, este es un mensaje destructivo, incluso injusto.
Por supuesto que los viejos añoramos aquellos lejanos tiempos, pero pensemos también en cuanto influye el que para aquellas, éramos jóvenes.
En realidad lo que más nos pega es que ya no lo somos.
Me encantaría ser un jovencito de este tiempo, si bien trato de aceptar la vejez de la mejor manera posible.
Lo que más me atrapa de la gente actual es su negación a la hipocresía, muchas de las buenas costumbres del pasado, no eran más que el descarado ejercicio mentiroso de esconder la basura bajo la alfombra.
Lo que más lamento, es que en mi caso no logré conseguir algo por lo que siempre rogué, "que el tiempo y los años me trajeran la paz que tanto añoraba”, que va, nada de eso. Me siento un chico envejecido, nada de paz, y, esto lleva a un profundo desacople. "Querer y no poder". Muchos sabrán de que se trata, pero suelo recurrir a manera de consuelo a una frase Japonesa que dice “Señol tenel que jodelse”, Jodelse en el sentido que le damos en Argentina, no en España donde significa otra cosa.
Con el afecto de siempre y con todos los pájaros volando un abrazo para todos.
Andre, Laplume
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