La carpeta de Tilian 1.
La carpeta se abrió y el literal apareció fluorescente sobre el papel satinado.
Un literal que llenaba la mente de los niños y de algún que otro adulto de fantasía.
El literal se movía haciendo un suave zigzag de un lado a otro de la página.
El resplandor fluorescente que desprendía éste, mutaba entre diversos colores, colores atractivos que hacía que lo miraras y lo miraras una y otra vez sin llegar a cansarte.
Tilian, cerró la carpeta y la dejó colocada en el hueco correspondiente de la libreria.
Cuando iba a salir de la habitación, la carpeta cayó al suelo.
Tilian la observó extrañado, recogiendo la misma la volvió a poner en su lugar de nuevo.
La carpeta se deslizó y se dejó caer al suelo otra vez.
¿ Qué podía significar eso ?, ¿ Por qué aquella carpeta no se quedaba en su sitio como las demás ?.
Todos los días Tilian la colocaba en ese mismo lugar, después de usarla.
Abrió la misma y observó que el literal había cambiado, ahora en vez de poner 'colores de fantasía', se podía leer 'el campo fresco nos espera'.
'¿ El campo fresco nos espera ?, ¿ qué diablos querrá decir con eso ?'. Preguntó en voz alta Tilian.
Pensó que tal véz la carpeta quisiera salir a tomar el aire.
Con la misma bajo el brazo, se dirigió hasta la puerta de la entrada de la vivienda.
Abriendo ésta, salió en dirección a la campiña.
Una vez en ella, abrió la carpeta y vió que ésta mostraba el literal 'gracias por dejar que respire el mismo aire limpio que tú'.
Tilian, se quedó mirando aquellas palabras ... '¿ la carpeta podía respirar el aire realmente ?', se preguntaba.
De pronto, el literal cambió de nuevo, ahora los colores eran un abanico de verdes desde el más claro hasta el más oscuro.
Vió que la misma se inflaba y desinflaba cómo si tomara aire y lo exalara después.
Trás ello, el literal volvió a cambiar y ahora se podía leer en el mismo 'Volvamos a la casa, ya he tomado suficiente aire puro por hoy'.
Tilian estaba alucinado mirando la carpeta, los literales y la forma en qué ésta daba las órdenes, cómo si fuera una persona en verdad y pudiera dirigirle.
Una vez llegados a la casa, Tilian dejó la carpeta en su lugar acostumbrado de la libreria, ésta no se movió de allí, parecía estar plácidamente, cómo si durmiera después de haber cogido ese aire en sus 'pulmones' y necesitara echar un sueñecito, antes de poder volver a escribir un nuevo literal.
Escrito por Carlos Them
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