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Cuento de Navidad 1: La caja de los siete poderes.

I. Nievette.

Era la noche del veinticuatro de Diciembre, la familia había cenado y ahora todos dormían.
El abuelo, se levantó de su cama y dejó un paquete cuadrado bajo el tronco del árbol.
Mañana su nieta Nievette tendría un nuevo secreto que guardar.
Nievette siempre guardaba los secretos de todo el mundo, especialmente de su abuelo Igor.
El abuelo se acostó con una sonrisa en su rostro.
Su nieta sería la jovencita más afortunada de todo el universo.
Llegó la mañana y toda la familia se reunió bajo el árbol de los regalos.
Nievette tenía algunos paquetes, cuando empezó a abrir el que la dejó su abuelo, éste la dijo: "todavia no lo abras, debemos hablar primero del mismo".
Cogió el paquete y siguió las indicaciones de su abuelo, él cuál se empezó a dirigir hacía la cocina de la casa.
Cuando ambos estuvieron a solas allí, el abuelo cogió el paquete de las manos de Nievette y lo dejó en una mesa.
Se sentó en una de las sillas que rodeaban la misma e invitó a su nieta a que le imitara.
"Nievette, este paquete que tenemos ante nosotros, contiene algo muy especial, no es nada que puedas usar a diario, más bien, debes usarlo cuando te haga falta, pero sin abusar de ello, cuanto más lo uses, antes se agotarán sus poderes". la empezó a decir, con cara seria.
"¿ Sus poderes, abuelo ?, ¿ qué tipo de poderes pueden caber en una caja de ese tamaño ?", contestó Nievette sobresaltada.
El abuelo se sonrió y replicó a su pregunta: "Nunca menosprecies aquello que es más pequeño, porque tal véz, su poder sea más grande de lo que pueda imaginar nunca tu cabecita, Nievette".
El abuelo, comenzó a quitar con mucho cuidado el papel que envolvía aquella caja.
Nievette se quedó boquiabierta cuando vió el resplandor dorado que desprendía la misma.
Era toda de cristal, un cristal blando, cómo el de las pantallas TFT de televisiones y monitores de computadoras.
El abuelo la dijo: "abréla con cuidado y extrae la bola verde, después ponla en tu mano, cierra la misma y piensa en un deseo natural".
"¿ En un deseo natural, abuelo ?", preguntó Nievette intrigada.
"Eso es, en un deseo que te gustaría que se cumpliera relacionado con algo de la naturaleza", la contestó Igor.
Había una planta en la cocina, Nievette quisó que la planta creciera un poco más. Cerró la mano y pensó en ese deseo.
Según iba más y más deseandolo la planta iba aumentando de tamaño, Nievette la miraba alucinada.
"Ya vale, no la hagas más grande. ¿ Quieres que tu madre y el resto de la familia vean lo que has hecho con esa planta ?", la dijo su abuelo.
"Claro que no abuelo", contestó Nievette todavía alucinada con lo que aquella bola que tenia en su mano era capaz de hacer.
"Ahora devuelve la bola verde a la caja y sin tocar ninguna más, observa los colores y dime para que usarias cada uno de ellos", la dijo Igor.
Nievette empezó a observar los colores, el verde desde luego ya sabia para lo que era, todo lo relacionado con lo natural.
" ¿ Puedo coger un lapiz y un papel y escribir cada color y su relacion ? ", preguntó Nievette muy resuelta.
"Claro que si, pero hazlo rápido, antes de que entren en la cocina para desayunar", respondió Igor.
Nievette comenzó a escribir los cinco colores que quedaban y la posible relación de poder que deberían de tener asociados según su lógica y comprehensión.
Una vez acabó, entregó el papel a su abuelo.
El abuelo leyó la hoja de papel y dijo:
"Rojo: Amor. Violeta:. Azul: . Naranja: Fuego. Amarillo: Riqueza. ¿ Por qué no has escrito la relación del azul y el violeta ?", preguntó extrañado.
"Porque no la sé abuelo", contestó Nievette compujida.
"Ya veo, el Azul: Cielo, el Violeta: Salud, ahora ya sabes para que los puedes usar, que no se te olvide y sobretodo, no se lo digas a nadie más.", la dijo con un cejo de privacidad.
El abuelo abrió un cajón inferior de la caja, un cajón que daba el resplandor dorado que se veía desde fuera.
"Aquí hay una séptima bola, sólo se puede usar una vez por persona. Esta bola devuelve la vida, pero no te aconsejo que la uses, Yo nunca la utilizé, me dió miedo siempre lo que pudiera producirse después de su uso, ¿ me entiendes ?", la dijo Igor con cara de circunstancia.
"No lo entiendo muy bien abuelito, si deseas que alguien vuelva, ¿ Por qué no usarla ?", dijo Nievette con carita de interrogación.
"Porque es magia negra, no se debe resucitar a los muertos mi querida niña, ellos ya no deben volver a nuestro mundo nunca más. Ahora coge la caja y escóndela en algún lugar de tu habitación. Procura que nadie la encuentre nunca. Recuerda que sus poderes son limitados. Si los usas mucho se irán acabando, hasta que te quedes sin ellos. Uitlizalos sólo en casos muy extremos, ¿entiendes?", le dijo el abuelo muy serio.
"Claro abuelo, guardare el secreto y no los usaré nada más que en casos de emergencia. ¿ De dónde sacaste esta caja de bolas de colores ?. ¿ Se pueden comprar más ?", respondió Nievette sonriendo.
"No Nievette, no hay más cajas en el mundo, tu eres la sucesora, Yó ya hice todo en mi vida y poco me falta para morir, por eso ahora la caja es tuya, será nuestro mayor secreto y el mejor regalo de Navidad que nunca nadie te pueda hacer", dijo Igor con expresión de tristeza.
Nievette besó a su abuelo en la mejilla y le dijo: "Gracias abuelo, Yó usaré la bola dorada contigo, eres el mejor abuelo del mundo".
"Ve ahora, guarda la caja y reúnete con los demás, disfrutemos la Navidad con la familia", alegó Igor con una sonrisa.
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Nievette usó los poderes con inteligencia y lógica, se casó y fué muy feliz en la vida.
Prácticamente tuvo que hacer uso de la caja sólo tres veces.
Aún quedaba mucho del poder de ésta, cuando entregó la misma, tal y como hiciera su abuelo con ella, a la próxima sucesora: su hija ...

"Saber guardar un secreto realmente, es el mayor regalo que puede hacerse a aquel que nos lo confiere, es un don y un poder de conocimiento, al mismo tiempo ...".

Escrito por Carlos Them

© Copyright Carlos Them 2007. Todos los Derechos Reservados. All Rights Reserved.

Texto agregado el 14-06-2009, y leído por 233 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
25-12-2009 Hay una gran ternura en este cuento; de la buena, de la linda, que sólo nuestros abuelos nos supieron entregar sin dobleces sólo con amor y comprensión.¡Cómo añoro a mis abuelos; ellos sí me comprendían!! Te felicito y FELIZ NEVADA NAVIDAD. (Para tí, por cierto, en Chile nos agobia el calor aún por la noche) pantera1
 
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