13 de junio de 2009. El aire permanece en calma mientras transcurre el sueño, hondo sueño, gris el día, húmeda la mañana. De la nada aparece un alacrán amarillo y trepa velozmente por el brazo de mi sobrina más pequeña. El tiempo inmóvil en una milésima de segundo que transcurre. Los pensamientos veloces como rayos inquietan el alma para dejar al paso un hondo suspiro, un desespero ahogado, un sentimiento atado a la melancolía desoladora de aquella cortina de humo visible y distante.

Su carita de ángel se hunde en un profundo y tranquilo sueño. Se queda en el sueño mío, dormida para no despertar de él, mientras yo levito hacia el cielo gris, las nubes sueltan las primeras gotas de la mañana. La veo a ella en el pavimento mientras me alejo sin poder hacer nada.