Se hicieron ecos de cantos de sirenas
las palabras que un día fueron
amor a manos llenas;
Aquí se desvistieron los versos de sus galas.

Llego el imprevisto día amanecido
del color de la despedida
y que arrancó trozos de vida
por cada sueño perdido,
a duro golpe de silencio.

Se convirtieron los poemas
en mariposas que se llevó el viento
y que perdieron sus alas
siendo solo olvido, sin labia ni sentido.
Se gastó el aliento en una fábula;

Y así, sobrevino el tiempo
de disfrazar el alma de estatua
de fría piedra sin sentimiento
y erguirla decidiendo forjarla
¡de hierro y rabia!