La marcha militar nunca me ha gustado.

No me he levantado para ver
la muerte llorar en un rincón
ninguna mañana.

Los bares que frecuento no me dan
tregua en las pesadillas de alcohol
y humo sucio.

Las veredas encandiladas
por la tarde que como socorriendo
ya al día cansado aparece avisando
de ante mano me miran desde abajo
como queriéndome decir que doy lastima.

He pasado noches en vela escribiendo
versos y muriendo en sorbo tras sorbo
viendo mi rostro palpitar sobre
el fondo de mis copas que se llenan
en segundos de venganza ,tristezas
y un poco de melancolía
que forma una oscura simbiosis
con los recuerdos
y vuelvo a ver el alcohol ,olvidándome
de lo anterior nuevamente.

He buscado fortuna y magia
sin suerte en todo esto,
y no me olvido del pasaje oscuro,
de mi alcoholismo trajinado,
de las veredas bañadas en
atardeceres y en mis pensamientos
metidos en el fondo de una copa gastada.

Y ni molestarme en escuchar
una marcha militar con resaca.