Texto dedicado a todos aquellos que se han tomado 5 minutos de su tiempo en leer alguno de mis cuentos. Gracias. A todos aquellos que quizá aún no se han tomado esos 5 minutos pero lo harán en un futuro. Esto no es un intento de instar a que lo hagan. Es más bien un agradecimiento por adelantado.
Yo no escribo poemas. Jamás he podido escribir un solo poema en toda mi vida y hace tiempo que dejé de intentarlo. Y no fue después de pocos esfuerzos o de muchos fracasos. Dichos esfuerzos existieron por montones y tales fracasos ni siquiera llegaron a ser. Simplemente fui yo, un lápiz que no se movió nunca y un pedazo de papel que nunca dejó de estar en blanco. No es que escriba malos poemas, el hecho es que ni siquiera puedo escribirlos. Dudo que vuelva a intentarlo algún día.
No sé nada sobre poemas. No sé que es métrica o ritmo, no sé cuantas sílabas forman cada línea de un haiku o los diferentes tipos de rima que existen. Por ello mismo, aunque sí lo hago en ocasiones, no leo muchos poemas. Y cuando los leo, no sé que opinar al respecto, no tengo bases para decir si me gusta o no algo que es completamente desconocido para mí o más bien, que no entiendo.
Lo que si sé es que no debo confundir (como lo hacen muchos) la palabra poema (que es la que he usado hasta ahora) y la palabra poesía. Poesía es arte. El arte de la palabra. En la poesía no hay reglas, ni versos, ni métrica, ni ritmo ni una restricción con el número de sílabas. En la poesía hay palabras y sentimientos, nada más.
Cuando alguien escriba algo al borde del llanto (no importa si es un poema o no) y al leerlo termines con un nudo en la garganta, eso es poesía. Cuando alguien escriba alguna protesta (no importa si es un poema o no) y al leerlo termines odiando a todos aquellos que se oponen a su causa, eso es poesía. Cuando alguien escriba sobre el amor (no importa si es un poema o no) y al terminar de leerlo te den ganas de salir y gritarle al mundo que estás (o deseas estar) enamorado, eso es poesía.
Yo no escribo poemas, pero cuando escribo siempre trato (aunque no siempre lo logro) de que que mis cuentos sean poesía. Por alguna razón que hasta ahora desconozco, más allá de palabras seleccionadas para que se escuche bonito, contando una historia es la única forma que tengo de traducir en palabras todas aquellas amorfas divagaciones y sentimientos que mi mente aún puede crear.
Yo no escribo poemas y no me verán nunca (cuando lo haga editaré este texto) escribiendo uno. Pero cuando leas alguno de mis cuentos, ten en mente que detrás de la trama que puede ser buena o no, se halla oculto un intento (muchas veces intento nada más) de crear poesía.
Cuando alguien comenta alguno de mis cuentos (aquí o en otros sitios de Internet), de inmediato voy y leo algo suyo. No por la regla esa de "me comentas y te comento", sino porque alguien que termine sintiendo algo muy similar a lo que yo sentía a la hora de escribir un cuento, ya conoce gran parte de mí, y me gusta conocer a todos aquellos que me conocen.
Disculpa, no siempre te comentaré. No por que no quiera, no por falta de tiempo, ni porque lo que escribes sea malo. La mayoría de los que se toman un tiempo para leerme son mejores escribiendo que yo, porque un buen escritor es un mejor lector y como ya dije, yo no soy muy bueno leyendo poemas. No me importa si escribes cuentos o poemas, lo que me importa es la poesía. La poesía es como la belleza, no es igual para todos, no todos podemos apreciarla. No siempre podré apreciar la belleza de tu poesía. Y me disculpo por adelantado. Pero te aseguro que habrá personas que sí lo harán. Y que te seguiré leyendo hasta que, un día, pueda apreciar el verdadero sentimiento de lo que escribes. Porque en la poesía no hay poemas o cuentos. Solo hay sentimientos y palabras. Y eso es para mí la poesía y nada más. |