Una lágrima caía en lejanía,
era el sopor del infierno,
rostros largos se alejaban maldiciendo
a la especie,
a los elementos,
un llanto invertebrado carcomía la rutina,
pero vi los pájaros cantar,
esa tarde y muchas mañanas,
el concreto parecía explotar,
a lo lejos se veía el delirio de muchas mentes,
azotadas por el dolor,
la fatiga,
la injusticia,
se replegaban los sentimientos de amor,
en una danza de acero y vidrio,
pero vi los pájaros cantar esa tarde,
una niña me sonrió en la mañana,
incluso me ofreció su muñeca,
un hermoso gesto de amor que salvó a toda la humanidad,
esa mañana y muchas tardes.
Un hongo infernal carcomió la vida,
apariencia de fantasmas en su trance violeta,
mientras las calles se llenaban de humo,
intoxicación.
muerte,
pero incluso en ese trance
vi los pájaros cantar esa tarde
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