Tu nombre a cañonazos
me desarma;
en el remanso en que el río fluye
a ningún lado,
como lago congelado
en el recodo zigzagueante de una mano
cerrada a flor de puño y una estaca
a medio pecho.
Tu nombre me venera y el veneno
de tu sílaba última me embravece
-oculto-
las mareas tras el paso firme,
tras la línea recta y paralela
tu boca semiabierta es una curva
que no logro comprender.
Tu nombre a martillazos me retumba
me remata hasta los huesos, y es entonces
que lo digo en voz baja entre los ojos;
y alguien ve un brote en mi mirada
-un retoño-
y se alegra de pensar en posibles bienvenidas
sin saber que el reflejo solamente es despedida
de tu nombre que es adiós.
Texto agregado el 11-06-2009, y leído por 142
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Lectores Opinan
11-06-2009
:(.....
Triste pero bueno, tu sabes como...;) -St_Clipper
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