Cuando tus ojos verdes se clavaron en los mios
supe que te amaba.
Esmeraldas por cuyo máxime valor mil guerras causarían.
Y yo por ellas lucharé.

Mientras hablaba hipnotixado por tus ojos,
observé tus labios un segundo.
Cofre mágico que encierra el mayor de los tesoros:
la roja espada que ansío tomar.

Y cuando te hacía sonreir ¡Maravilla divina!
Yo era el más feliz.
Mi alma se iluminaba por la luz de tu sonrisa.
Y yo ascendía hasta el mismo cielo.

Y palabras no encuentro cuando quiero hablar
de tus hermosos cabellos
Cabellos de color caoba que ansía la misma Venus.
Yo, como mortal, solo rozarlas deseo.

Ojos, labios, risa y pelo, unidos en tu rostro.
Cara de Angel Celestial.
Deseo mirarte, besarte, hazerte reir y rozar tu cabello,
y en un momento sentir mi alma volar.