EL úLTIMO TREN

Cuando todos los trenes de esta edad
dejen de pasar frente a tus abismos
me detendré a mirar
aquel único instante de gloria,
ese tardío segundo en que el fulgurar
de tu alma incandecente
derramó su gota
perpetuando para siempre esta ilusión.

Y es que las cosas no pudieron ir más mal,
y aun se escuchan los quejidos en el mar.
Luz y sombra dando vueltas en el frío
de las tardes que acompañan este desvelo.
Hace mucho que no duermo,
ya no sueño ni despierto.

Parecen años, a veces siglos,
parecen viejos, a veces niños.
Son tan simples las palabras
cuando no hay nada que esconder.

¿Hace mucho que me esperas?
He venido con el último tren.
Es hora de entenderme a mí mismo
y que sepas cual fue mi razón.
Hace tiempo que te espero
con dolores en el corazón,
y has de escuchar mis palabras,
aunque no tengas perdón.