El sentido de nuestro camino lo encontramos en las orillas de nuestros sentimientos; el riesgo se corre por cuenta de cada uno, y debemos distinguir nuestra realidad y sufragarla hasta el limite. No encontraremos la verdad por fuera de nuestras orillas. El vivir cada día en esta ciudad se hace insoportable, la muerte que cobija a cada uno desde el anonimato es la medicina de los desamparados. El sistema está dominado por pocas personas que sumergen su cuerpo en el oro de la maldad; una brillante joya que gira alrededor del corazón de todos aquellos que jamás escaparemos de la cruel virtud y don de Dios.
Todos pasamos al lado de un desconocido y no nos atormenta lo que pase en él o lo que no. Realmente la vida rural evoluciono hasta convertirse en la urbe, dejando de lado las costumbres y tradiciones olvidadas en el pasado; ahora sólo existen los días festivos nacionales, declarados por un congreso y la política de nuestros países latinos. La vida en este pueblo colombiano ha transcurrido entre piedras de violencia, haciendo que los más débiles se desplacen hasta la urbe, donde encuentran hambre y miseria, limosna y caridad de los pocos conmovidos. Ni la iglesia, ni Dios se han encargado de llenar sus barrigas de pan; sin embargo la crítica y los bombardeos políticos surgen desde la academia intentando dominar las situaciones más difíciles y aun así no se logra nada.
Todos en el mundo pedimos misericordia y perdón, intentamos no morir cada día, así sea ese nuestro destino, pero no lo queremos de la forma más vil, al contrario deseamos morir sepultados por nuestros parientes y sumergirnos en la tierra que gusanos hambrientos comerán.
Todos sabemos la verdad y nos hemos vendado los ojos de la razón con los harapos del sistema que nos hunde en la desesperación; desde adentro de nosotros sabemos que el hombre mismo se comerá su propio origen; es la naturaleza de un depredador sobrevivir acosta de lo que haga falta.
La vida se ha convertido en un circulo que jamás se sale de su orbita, y si alguno intenta salir de él se sumerge en el olvido o simplemente desaparece; no sabemos que es mejor, si vivir dentro del circulo o salir y saber la realidad. Parece que estuviéramos en un juego en el cual tenemos una ultima oportunidad para eliminar al monstruo que nos hará ganar el ultimo nivel; tal vez ese fue el mundo creado por Dios o tal vez no, pero lo único que sé, es que jamás saldremos de él, solamente unos pocos se mantendrán al margen ignorando algunas cosas para no someterse a la amargura de saber lo que otros no y vivir dentro de lo que denomino la vida marginal del sistema.