Proxeneta de versos
y acordes embusteros,
vendo mi vida
tan solo por uno de ellos.
Y no me viene en gana
darle a la vida la mejilla
que aun conservo sana,
ni rezar al dueño de los milagros
de las semanas caras.
Desde los arrabales de esta ciudad
suenan cantos de sirenas,
mojados en la tinta de plumas secas
que nos dejaron en estampas
los mártires y las beatas.
Y si suena alguna otra estrofa,
se moja su pluma en una copa
que apetece, tanto por sabor,
como por aroma.
Texto agregado el 08-06-2009, y leído por 110
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Lectores Opinan
09-06-2009
¡Qué bueno, niño! Triste, pero bueno... Menuda primavera la tuya... Un beso! Cimodare