Desvío la mirada hacia el único objeto de deseo que quedó fingiendo estar inmaculado. Hablando de eso, de ese labio, de ese labio superior; digo superior no porque sea superior al labio inferior, no es un juicio de valor, sino que lo nombro como superior porque es el labio que se encuentra por encima del labio inferior, que no debiera sentirse inferior por estar en esa posición. En sólo una cuestión de coordenadas… anatomía.
En fin, es decir, el labio superior no es superior, ni el labio inferior es el labio inferior. ¡A cagar! Todo se reduce – o se aumenta- a la unión entre ellos. Artífice de besos, mordidas, chupones, escupidas, susurros, conversaciones, caricias, palabras, gritos, silbidos, felaciones, ¡pero qué felaciones! Mis vergüenzas derretidas, sumisas, ante el equipo que forman unidos el labio inferior, que no se cree inferior ni superior, y el labio superior, que no se cree ni superior ni inferior; que se creen boca.