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A diferencia de otras, esta historia no empezara con había una vez, aunque el personaje principal de esta historia tenga el nombre de Cinderella, no habla de la chica pobre y huérfana, que vive con una cruel madrastra y 2 hermanastras, y al final gracias a una zapatilla de cristal encuentra al príncipe y viven felices por siempre. Esta, hablara de otra Cinderella, una que a diferencia de esta aun sigue en busca de su príncipe, y que cuando creyó haberlo encontrado, todo se le vino abajo, no por una madrastra, sino por sus propios padres. Pero no hablaremos de eso, sino, de cómo conocí a esta humilde princesa, y de algunos de los momentos que recuerdo junto a ella, que aunque muy pocos, fueron muy buenos.

Todo empezó en un pequeño pueblo a orillas del río…Jaja, es broma….

Nuestra historia empieza hace algunos años en el nivel inicial de un colegio, uno como cualquier otro, a la corta edad de 4 años fue que conocí a esta chica, a la Cinderella de mi relato. Fue bastante fácil empezar una conversación…

-Hola-Le dije de forma amistosa aunque algo tímida.
-¡Hola!, ¿Cómo estas?- Fue la respuesta tan alegre de esta chica.
-Bien, ¿y tu?-Respondí ya un tanto mas en confianza.
-Bien gracias, ¿Quieres jugar?- Dijo con una gran sonrisa.
-¡Seguro!- Dije entusiasmada de poder jugar con mi nueva amiga.

En estos nueve meses en los que tendríamos que compartir no solo salón de clases, sino también mesa de estudio, logre unirme mucho a esta, al punto de que fuimos mejores amigas. Así, en este colegio ya con mi amiga junto a mi, fui adoptando una actitud de buscapleitos desarmada, con lo que dejo dicho, que me gustaba mucho amenazar, o buscar peleas, para siempre terminar llorando. Lo más emocionante de todas estas peleas, era ver a Cinderella siempre junto a mí en la enfermería, mirando, como me desinfectaban las heridas. Aun recuerdo levemente que en una de esas peleas, ella respondió por mi, desde entonces algo dentro de mi me dice le debes unos golpes menos en tu niñez, sea o no cierto, durante todo el recorrido de lo que se podría llamar las primeras etapas escolares de mi infancia, ella estuvo siempre conmigo.

A medida que pasaban los años, me iba sintiendo mas y mas opacada, alejada, de la princesa, pues en el grupo de amigas, yo era la que no encajaba, me costaba darme cuenta, pero alguien me había dicho que Estrellita, una del grupo, quería en lo que en la era medieval se diría derrocarme de mi puesto de mejor amiga de Cinderella, por desgracia, para ese entonces no había crecido en un ámbito intelectual y de madurez, y lo tome como información cierta.

Gracias a eso, me aleje de la princesa, de aquella que me había permitido estar a su lado durante 6 años. A pesar de que ya no compartía con ella, si me preocupaba el hecho de si estaba bien, mal, feliz o deprimida, pues la seguía estimando. La razón primordial del porqué yo no le hablaba, era porque ella siempre había estado a un nivel superior de mí intelectualmente hablando, la veía como lo máximo, era mi superstar. Me daba pavor el solo hecho de pensar que podría decir alguna estupidez y que ella jamás quisiera volver a saber de mí.

Consta decir que cartas de San Valentín y Navidad, nunca faltaban. Nuestra amistad ya no era igual, su mejor amiga ante mi era Estrellita, y la mía era Buches, llamada así cariñosamente por las enormes mejillas que tenia y que aun tiene.

Un año después de alejarme de Cinderella, Estrellita y yo tuvimos una fuerte discusión, por algo que no tenia nada que ver con la princesa, pero era de esperarse, porque a Estrellita no le parecía mi forma de ser, y a mi no me parecía la de ella, no nos simpatizábamos mucho…

-¡Tu lo que eres es una marimacho!-Fue el insulto que me hizo explotar.
-¡Y tu eres una cualquiera que se arrastra tras el primer hombre que ves!-Respondí realmente enojada.

Todos los allí presente, quedaron totalmente sorprendidos ante tal discusión, al final como toda pelea de niños, terminamos hablando, y no me avergüenza decir que fui yo la que di el primer paso. Esta pelea solo marco dos cosas, una fue el inicio de una grandiosa amistad, y la otra es que me hizo ver que yo no tenía porque vivir para agradar a otros. Luego de esta pelea, me convertí en alguien relativamente mas abierta, en este proceso me apegue más a la que actualmente es mi madre Alaska, y no me refiero al estado, sino a una chica muy dulce, linda, tierna y comprensiva, que en cierta forma me hacia y aun lo logra, sentir calidez con cada abrazo, ternura en cada palabra, y creo que es una de las pocas que logra calmarme cuando estoy ansiosa, preocupada o disgustada, con tan solo hablarme de cosas irrelevantes o sonriendo.

Fui transformándome poco a poco en alguien diferente, a la niña emocional, tierna, tímida y callada que todos conocían, fui evolucionando, aprendiendo y absorbiendo todo lo que sabia, me haría alguien mas fuerte y capaz, pero llegue al otro extremo, forme una coraza dura, una mascara, para cerrar mi corazón, no quería sufrir mas por ser débil emocionalmente, había perdido a mi mejor amiga a la cual para ese entonces ya solo la veía como una amiga, había pasado por mucho dolor en el pasado, dolor que aunque me sirvió para crecer y madurar, no me gustaría volver a sufrir.

Al cabo de 3 años, ya empezando el primer nivel de secundaria, era alguien fría, a quien le valía muy poco los sentimientos de los demás, al menos, eso hacia creer, pues en el interior, mis amigos siempre han estado antes que cualquier cosa, menos que la familia y Dios. Pase esos años sin muchos problemas, tenia ya un buen tiempo sin saber lo que era sufrir por algún asunto emocional, pero luego conozco este chico que pone otra vez a latir desesperadamente mi corazón, Gonza, un chico de piel canela y ojos cafés, cabello corto de color negro azabache, suave como ceda, un chico que a pesar de ser corto de estatura, era un grandioso atleta y mejor persona y amigo de lo que esperaba. Luego de conocerlo mejor, me olvide de la idea de tener algo con el, aunque sus ocurrencias me hicieron quererlo como a un primo. Pero fuera de esto, seguía aparentando ser alguien ruda, fría y seca, una chica recién ingresada al colegio tocó ciertos puntos frágiles en mí, pues ella se unió a mi, porque ella se había alejado de quien por siempre había sido su mejor amiga, irónico.

Mi primera acción fue investigar un poco que había sucedido con aquella princesa a la que había abandonado, aunque si con sinceridad hablamos, nunca pensé que le haría falta, en momentos deprimentes pensaba que hasta se había alegrado, en mis momentos felices, no pensaba en eso, pues sabia que me perdería en los recuerdos.
Cuando la vi de lejos, me quede paralizada, esta chica, ahora verdaderamente parecía una princesa, soy alguien quien critica mucho, aunque lo hago interiormente, y puedo decir como mujer, que estaba hermosa. Tuve que pellizcarme para verdaderamente creerme que era ella, aquella niña con gran frente de la que me alejé. Su cambio fue radical, cuerpo, cabello, cara, todo, pero aunque suene patético, cursi y de poema trillado, pude saber con toda seguridad que era ella cuando la vi sonreír, al saludar a sus amigas. Sin embargo, no quiere decir que volví a buscarla, pasaron los días, los meses, los años, el tiempo, y con el, las oportunidades. Tuve todo ese tiempo para poder reestablecer nuestra amistad y nunca lo pensé. Hasta que a inicio de este, nuestro ultimo año, uno de mis mejores amigos chico Halls me toco donde mas me dolía, me hecho en cara que si no recuperaba esa amistad, si no me le acercaba y la buscaba, la perdería, me lo dijo con lagrimas en los ojos, pues el mas que nadie sabia lo que es perder una buena amistad por estupideces.

-Hazlo- Dijo sollozante.
-Compréndelo, para mí es imposible hacerlo, no tengo cara para hablarle después de todo este tiempo…además, somos totalmente diferentes, mas ahora que somos adolescentes…- Dije con pesimismos, buscando cualquier excusa para no hablarle.
-Ustedes tienen muchas cosas en común- Dijo tratando de persuadirme.
-¿Cómo cuales?- Dije desafiante.
-Como por ejemplo casi seis años de haber perdido a quien era su mejor amiga, estar atrapadas en este colegio, no busque excusas, sabes que te mueres por hablarle, al menos dile solo hola- Dijo ya calmado.

Desafortunadamente para mí, no tenia argumentos, si moría de ganas por hablarle, pero ¿sobre que lo haría?

Este amigo, me ayudo a ser alguien más abierta con mis sentimientos, me ayudo a ver que demostrarlos no es tan malo, y que es mejor sufrir contando con el apoyo de un amigo, que sufrir solo sin que nadie lo sepa. Poco a poco fui hablando con Cinderella, nuestra amistad poco a poco volvía a flote, yo tenia la esperanza de que volveríamos a ser mejores amigas…

La verdad, es que al sol de hoy sigo hablando con Cinderella, aunque ya abandone la esperanza de ser igual de unidas que antes, no he abandonado mi deseo de hacer que esta amistad dure para siempre, ¿Por qué? Porque aunque ya han pasado trece casi catorce años desde que la conocí, la sigo admirando y queriendo como antes, puedo decir que, si es cierto que somos un tanto diferentes, ella es alguien mas espontánea, expresiva y abierta de lo que soy, pero sigue siendo la misma chica humilde, generosa, graciosa, tierna, que conocí, aquella que me invito a jugar y que me respondió sin enojarse mil veces la misma pregunta ¿Cuál es tu nombre Cinderella?, y les diré un secreto, esta princesa, es la mas hermosa y maravillosa que he visto, en todo el sentido, aunque nunca lo digo, pienso que una de las diferencias mas grandes de esta Cinderella y la de los cuentos de hadas es que, esta nació bajo una estrella, una que marcaba y dejaba claro que esta seria una princesa por y para siempre, que seria una persona que trazaría sus propios caminos y que seria digna de admiración.


El nombre de Cinderella para esta chica, no es solo para ponerle nombre a este relato, es un nombre otorgado por mi, quien vio todas las películas de Cinderella, es fácil darse cuenta en ellas, que el mundo feliz y perfecto de Cinderella, es un mundo especialmente para ella, construido con 3 grandes magias, dos que son verídicas, y una otorgada por una historia, las magias del amor y la amistad, y la magia de un hada que desea lo mejor para ella. Pues esta Cinderella, tiene la magia de la amistad, busca nuevamente la del amor, y ahora tiene su propia historia, escrita por alguien quien le desea lo mejor. Por eso puedo decir, que le otorgue ese nombre, porque esta chica es Princesa de su propio mundo.

Texto agregado el 08-06-2009, y leído por 127 visitantes. (0 votos)


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