¿De dónde había sacado idea tan más estúpida? ¿Podría ser posible soñar con el futuro o recordar un pasado que aún no sucede? Cada gesto y cada una de sus palabras, en la conversación, sucedían al pié de la letra, exactamente igual que en ese borroso sueño que repetidamente había tenido últimamente. Esos oníricos recuerdos parecían ser más claros a sólo unos instantes de verlos impresos en la realidad, tal vez un a un par de segundos antes o algo más.

No podía recordar completamente, como es natural que suceda con los sueños, pero a cada instante veía desfilar cada detalle doblemente, primero en la mente y después por delante de los ojos, manos y oídos

No era guapa según los estándares modernos. Su figura era como la de aquellas hermosas mujeres robustas retratadas en las pinturas del siglo XVIII. Miraba a aquella mujer con una sensación de ansiedad, una especie de ternura revuelta con deseo, debía al menos ser cinco años mayor, tal como le recordaba en el sueño.

Al tiempo de pensar en esto sentía como la sangre comenzaba a agolparse sobre el rostro y parecía abandonar las piernas, a las que se les iban las fuerzas.

- ¿Qué dices, te interesa? - Sonó su voz como un eco invertido. Del recuerdo difuso de aquél sueño comenzaba a surgir el presente, ya no sólo era imaginación sino también realidad.

La pregunta derivó en una ansiedad microsegundera, deseaba conocerla, pero la oferta de sueldo era apenas lo mínimo para solventar los gastos. Debía contestar de inmediato y convincentemente, aunque era evidente que ya tenía el puesto asegurado no quería dar motivos a dar una mala impresión si dudaba.

-¡Claro que sí! ¿Cuándo empiezo?

. - Necesitas ir a las oficinas, a recursos humanos.

Llamó entonces a una persona del área de ventas y le preguntó por la dirección, él la apuntó en una tarjeta, al reverso hizo un pequeño mapa que indicaba cómo llegar. Luego se la regresó a ella. Extendió su mano para entregarla también.

- Muy bien, gracias.- decía al momento de tomar la tarjeta y guardarla en el bolsillo de la camisa.

- Perdón, - dijo ella - ¿me permites un momento otra vez tu tarjeta?

-¡Claro!... Aquí la tiene.- Ella tomó un bolígrafo y escribió un nombre y un teléfono abajo de la dirección que estaba impresa, después la devolvió.

- Necesitas pedir que te dejen pasar con esta persona en la entrada o el oficial no te va a dejar pasar. También debes mencionar que vas de la sucursal del noreste. Llega antes de las tres... - dijo ella esto último en voz bajita y agregó con el mismo volumen de voz- ...si tienes algún problema llámame a ese celular, no lo pierdas ni se lo vayas a dar a nadie. - Extendió su mano para saludar y guiñó un ojo.

Al estrecharla se sentía una piel suave, su mano no imprimió casi nada de fuerza en el saludo. Parecía que el saludo duraba mucho tiempo hasta que se escuchó lejana y tenue una voz...

- ... te apuesto que en menos de dos meses se acuesta con él...

Fue entonces que el sueño que había tenido con esta mujer se aclaró por fin. Ella había sido la causa de una decepción amorosa en la otra vida, el único amor que había tenido en aquella existencia, ahora el recuerdo era nítido y esta era la oportunidad de escapar de ella o de volver a caer en sus enredos, comenzando por aquella trampa del teléfono.

La decisión fue simplemente volver a vivir aquel romance, las consecuencias no eran lo suficientemente devastadoras como para merecer no existir de nuevo.