La casa ofrecía un aire singular,algo nostálgico y sombrío, se trataba de una vieja masía situada en el Maresme, donde los años transcurridos habían perdido su tiempo, donde los recuerdos y vivencias habían sido eclipsados por un entresijo de polvo y telarañas indicadoras del paso vivido.
Sin duda, aquella mañana repleta de sol e iluminosidad gozaba de risas, voces dialogadas y entretenimiento, un tumulto de palabras se mezclaban en cada una de sus amplias habitaciones. Donde todos cogíamos prestado lo mejor de cada uno y nos convirtíamos en piezas del juego de ese día.
Sentí que aquel día no ofrecía nada distinto de los anteriores, no había un significado variable, no rompía nuestra uniformidad sencilla, pero el alba marcaba ya unos pasos intrusos, una soledad nocturna acompañada.
La noche cerrada puso calma al día y mis ojos cerraron sus miradas en esa habitación oscura en la nocturnidad donde empezé a dormir, a iniciar un sueño tranquilo del que solo una voz intensa desde el interior de mi sueño gritaba incesantemente mi nombre, de una manera repetitiva y constante que me obligó a salir de mi letargo y entrar en la realidad de lo real.
Recuerdo como mis ojos se abrieron al mundo y desde la intensa oscuridad vislumbré una luz enmarcada en una silueta luminosa destellante, de la que asomaban unos ojos curiosos que luchaban por introducirse en mi mundo, esa luz me miró al mismo instigante que yo buscaba una explicación altamente racional; ¿ Quien me había llamado con el único fin de ver como cruzaba su puerta y entraba en la mía?, encendí la luz con la seguridad de no formar parte de mi imaginación y desapareció, dejándome solo su rostro en mi mente.
La mañana amaneció y rompió las dudas nocturnas disipando temores al buscar en el olvido de mentes pasadas y encontrar alguien parecido, olvidado en el tiempo, que vivió su casi vida en esas interminables paredes y que en días como aquel, agosto de un verano, cuando se cumplen años del fín de su existencia sale a soñar, a revivir con la vida de sus inquilinos, huéspedes de sus cuatro paredes por una porción de su intimidad, que hace que sus ilusiones nazcan , que sus sentimientos cobren aliento y su futuro duerma cada vez que uno de nosotros cerramos los ojos y nuestro sueño empieza a dormir.
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