No tengo palabras ya.
Todas se suicidaron,
se tiraron a un pozo, hastiadas,
cansadas del uso que les daba.

Todas se marginaron
y organizaron en el paredón,
esperando recibir el tiro en la frente
y por fin descansar.

Todo el clamor...las ahogo.
No hay palabras ya.
Se pelearon entre ellas.
No cabian en mi cabeza,
llena de sesos podridos
por algo extraño y parecido al amor.

Todas se acumulaban en la mugre,
oliendo a pus
y rodeadas de moscas vampiro.
Suplicaban de rodillas:
“por favor, por piedad,
deja de usarnos, dejanos en paz.”
Colapsaron mi mente
y salieron por mis orejas
en forma de estiercol blanquinoso y corrosivo.
Me hicieron tanto daño.
Tanto...no quiero recordarlas.

Sigue aún su recuerdo,
el de esas palabras,
el de Su frente y Su cara.
Y aun doliendo yo Lo busco y Lo espero.

Creo que soy idiota.
O me estoy volviendo loca.
No quiero hacer nada, ni hacer todo.
Quiero marearme en mi desidia
y quiero salir de este cajón destrozado.