Mírate en el suelo tirado

Mira a ese perro sarnoso que lame la sangre de tus heridas

Te apenas de ti y escondes tu alma como un leproso sus llagas

No crees en nada y por consecuencia nadie cree en ti

El odio en tu cuerpo hierve tu sangre

Negra pus brota de tus podridos labios

El desconsuelo que tiñe de amarillo tus venas

Esa sucia saliva con la que mancillas tu herida

Me das asco dijo esa reina a quien obsequiaste una flor

Ella se entristece de ti

Siente lastima por ti

Una espantosa misericordia que solo Jesucristo entendería

Me das risa

Pobre ingenuo

Crees que el amor es corrosivo

Te averguenzas de lo que sientes

No puedes recuperar lo que te han arrebatado

Tu vida depende del destino del viento

Nadie te aprecia

Humillado infeliz y triste compartió con las flores su caída

No eres nadie

No complementas la vida de ninguna doncella

Solo a tu madre le importa tu vida

Tu triste mirada busca consuelo en los ojos del miedo

No mereces compasión