Salió de inmediato de su oficina, muy apurado por su retraso. Presionó el botón para llamar al elevador e inmediatamente abrió la puerta, sin tener en cuenta que este aun no había llegado y cayendo así bruscamente al pozo del ascensor.
Se encontró entonces encerrado entre cuatro paredes, sobre un suelo grasoso, y con un ascensor descendiendo lenta pero constantemente sobre el.
Ante tal situación, comenzó a desesperarse y trató de trepar por la cuerda que trasladaba al ascensor, pero fue inútil, ya que esta estaba completamente resbaladiza.
Los nervios parecían apoderarse de el y no lo dejaban pensar. El solo gritaba golpeando las paredes, con la esperanza de que sus sollozos fueran oídos por alguien, pero al mirar hacia arriba podía ver acercarse a su futuro asesino.
No podía soportarlo mas, sabía que su muerte era inminente, y tras un ataque de nervios, comenzó a masticar su propia lengua, triturándola en un segundo y logrando así que un largo chorro de sangre cayera desde su boca.
Al ver su boca sangrando y el elevador descendiendo sobre el, tomó rápidamente un cortaplumas que llevaba en su maletín y cortó una a una las venas de su brazo izquierdo.
Un niño que se encontraba de paseo por el lugar, presionó el botón del elevador, haciendo que este se detenga y comience a subir, justo antes de llegar a la cabeza, ya inconsciente, del pobre idiota.
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