LOS DEMONIOS TAMBIEN SON ÁNGELES
Cierta ocasión, sentado sobre una roca cubierta de musgo, de la mano con la única flor a la que en realidad he amado, contemplamos juntos magníficos parajes que nos regalaba la tierra, nos reíamos juntos al mirar como las gotas de lluvia caían al suelo.
Cuando de repente el sol parecía estar agotado y comenzó a caer tras las colinas, ella me miro a los ojos, me sonrió y dijo, “Mira cuan bellos son los bosques y relucientes los paisajes, dime, lo más hermoso que jamás has dicho, compárame con la cosa más bella que hayas visto en sueños”, acaricie su rostros con los pétalos de una flor, la mire y dije,”Eres la luz que hace sonreír a las flores, ese suave sollozo que imitan las aves, una bella sirena con cabellos de ocre, aquella frágil melodía con la que se despide la mañana, eres tan linda, sencilla y piadosa, eres un demonio”
Cuando mis labios dejaron de hablar, ella con un semblante entristecido, me miro con decepción, me derrumbe cuando soltó mi mano y emprendió marcha dejando mil lagrimas a cada paso que daba, yo me arranque los cabellos de impotencia al no soportar aquella imagen que mis palabras habían ocasionado, me cubrí la cara con las manos y al instante mis lagrimas empaparon el suelo, no entendí, por que lloro ni porque se fue, solo se que no lo soporte, a cada bocada de aire me preguntaba entre sollozos, ¿Por qué se entristeció si los demonios también son Ángeles?, no entendí, camine toda la noche y parte del amanecer, hasta que mis piernas se doblaron a causa del cansancio, y caí rendido frente a un árbol. No supe que paso durante varios minutos, pero cuando desperté, vi una bella criatura con forma de la más extraña y mas hermosa mujer, era una ninfa que no me ayudaba, solo reía, intente tocarla pero fue inútil, cuando me hice presa fácil de la desesperación, y le grite, “Maldita criatura, deja de carcajear mi tristeza, de hacer burbujas con el dolor que me acoge, dime algo, tu que conoces todos los secretos del bosque, algo que pueda confortar mi alma, anda, dime algo, ó mejor largate de aquí, y déjame morir bajo el sol de occidente”, ella no dijo nada durante unos minutos, cuando de repente, dijo, “Yo puedo calmar tu sufrimiento, si me das a cambio tus ojos”, me aterrorizo tal idea, pero pensé, como puede ayudar una criatura que ni siquiera sabe lo que me pasa, como me puede ayudar, a caso traerá arrastrando a la mujer que tanto amo.
Pero la estupidez se apodero de mí, y accedí a tal propuesta, ella se acerco a mi y clavo sus uñas filosas en mi rostro, y dejo un par de huecos negros donde deberían estar mis ojos, y al terminar dijo,”Gracias, volveré al amanecer y traeré lo que te prometí”, entonces espere sentado, no sabia si oscurecía ó si era de día, no podía ver nada, solo escuchaba sentado los cantares que las aves que entonaban desde sus nidos preciosos, y al cabo de una eternidad, escuche una suave voz que me decía,”Extiende tus manos, y recibe lo que te traigo, no te diré que es, pero espero que comprendas lo que significa”, cuando me preparaba para decir unas palabras, escuche como se desvanecía, que se borraban como un copo de nieve dejando un suave aroma que me hizo sentir serenidad.
Entonces palpe lo que había dejado en mis manos, jamás supe que era, pero tiempo después encontré a mi más amada flor, y ella se conmociono al ver lo que reposaba en mis manos, me abrazo, me beso, y dijo, “Esto es lo que Tanto deseaba, una señal de que en realidad me querías, nunca te dejare, cuidare de ti, como un duende vigila su oro”, y al terminar sus palabras le pedí me dijera que era lo que en mis manos tenía, ella se extraño y dijo, “En realidad no lo sabes, es un pedazo del mar, un grito del bosque, un lamento del viento, un susurro de las hojas, es el corazón de la señora del bosque, acaso no sabes de aquella leyenda que cuentan los viejos, la cual dice que un hombre que sufra por amor, al entregar una parte de el, recibirá el tesoro más preciado del bosque, y al reunirse con su amada si su amor es verdadero, el corazón brillara como un pedazo de cielo, y al dejarse en la tierra con la saliva de otros labios un inmenso árbol de marfil nacerá de la tierra y dará a cada beso una chispa de luz, que brillara en cada gesto, y brotaran brazas que alimentaran el fuego de su unión”.
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