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Inicio / Cuenteros Locales / principitoadonay / La cancion del muerto de agosto

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Solo en los días tristes
Iguales al día en que desesperanzado
Con el semblante pesado y triste
Sucedió lo que he recordado
Y cual nota triste de algún solitario piano
En mi cabeza sigue sonando

Aquel día más bien noche
Resonó el teléfono
A muy altas horas de la noche siniestra
Cuando el sueño que sepa yo o no
Se disperso cual nube de humo venenoso
Y me arranco de mi pesada siesta

Al contestarte escuche la voz
Más bella de la vida
Y sin preocupación ni mentira
Me dije que te amaba todavía
Mas mi voz necia y testaruda
Solo alcanzo a decir “bueno” con gran duda


- Hola, ¿te desperté?- dijo la voz de la otra línea.
Era tu voz. Como siempre segura de recibir la respuesta que esperabas
- Sí, pero no importa, dime, ¿Qué pasa? Porque me hablas a esta hora?
- Es que tengo algo que decirte. Pero por favor no te vayas a enojar, ¿sí?
La emoción que sentí al escuchar tu voz se convirtió en confusión y duda. ¿Qué ha de decirme ella que me haga enojar? ¿a caso no sabe que no puedo enojarme con ella?
-Es que… el me pidió una oportunidad… y se la di…
Se hizo el silencio. No pude contestar nada a tan terrible y devastadora noticia. Sentí de nuevo el dolor. El dolor de algo que está condenado a repetirse una y otra ves como el fantasma de una muerte violenta. El dolor presionando el pecho, costillas y pulmones dificultándome respirar, dificultando a mi corazón palpitar, dificultándome seguir viviendo.
- ¿por qué?- fue mi respuesta
- no lo sé, ¿Por qué no?
- Se supone que me amas
- Si. Pero quise darle la oportunidad
De nuevo el silencio. Silencio absurdo y siniestro. En el cual trate de buscar respuesta a la pregunta que me acosaba mas no hice más que seguir confundido y apesadumbrado.
- Solo eso quería decirte. Sigue durmiendo. Adiós
Y colgaste el teléfono. Yo me quede en silencio. Mas después de un rato comencé a llorar.

Y las lágrimas bajaron por mi rostro y lo humedecían
Y permanece sentado por un largo rato
Tratando de darle una explicación a lo que pasaba
Mas solamente encontré más dudas arremolinadas
En la fría oscuridad de aquella noche triste
Cuando lo único que me preguntaba es cómo pudiste
Me puse de pie y camine en la penumbra
Asiéndome de cualquier cosa para sostenerme
Para no dejarme arrastrar en esta profunda
Profunda, fría y triste soledad
Cuando de repente una voz sombría
Me hablo desde la cocina y me dijo
“sal a la noche y encuéntrala a la maldita”


Pregunte, “¿quién me habla desde la noche?”
“¿quien comparte el duelo de mi alma?”
Y la voz me contesto horrible cual fantoche
“soy el príncipe de la soledad”
“el caballero de la tristeza”
“el único que puede darte consuelo en esta noche tan crucial”

“eres uno de los caídos” le conteste al fantasma
No puede ser otra cosa
“dime a que has venido, quiero ver cuál es tu cara”
Me contesto al príncipe a tan atrevida cuestión
“soy uno igual que tú que murió en la esperanza”
“de poder algún día cuidar de su alma”

Me dijo “ve por ella, osado, ve por ella”
“que sienta que la vida no significa nada”
“si la vives en su ausencia”
Le conteste al príncipe “oh, señor de las tinieblas”
“no me pidas tal proeza!
“que mi vida se a acabado”
“Ahora que la vivo en su ausencia”


“entonces” me dijo el espectro
“has decidido perder la batalla sin pelearla”
Mas le conteste al duque siniestro
“he peleado mas que cualquier soldado”
“y ahora, mortalmente mi corazón destrozado”
“A decidido darse por vencido, hermano”


Tome el frasco de pastillas amarillas
Y le quite la tapa
Procedí a tragármelas sin pausa
Mientras el príncipe me decía
“tu vida vale menos que su ausencia”
“al igual de lo que valió la mía”


Y sentí los químicos actuando dentro de mi
Como un fuego quemándome los adentros
Abriéndose pasó en la amargura
Llevándome al fin a la negrura
Preparándome para el más triste de los encuentros
Aunque mi vida hubiera sido diferente
Si me hubiera dado el si


Dijo entonces el príncipe siniestro
Del cual solo conocía la voz
“no queda nada del amor vuestro”
“solo queda el frio de la muerte sombría”
Sombría, triste y fría
“Único descanso conocido”
“Para corazones condenados como el tuyo y el mío”


Ya del otro lado de la línea
Pude ver la cara de la voz
La voz que desde hacía rato me decía
Que ya no quedaba esperanza en esta vida
Y comprendí de repente
Que esta vez tal vez pueda
Encontrar paz y retribución en la muerte


El dueño de la voz
Con cicatrices en la muñeca
Me dijo con voz trémula
Ya eres parte de los caídos
Ya has sentido el filo
Y la frialdad que aquella doncella
Ha inyectado en tus venas



Y aquí sigo esperando
El dia de tu regreso
El dia que prometiste
Ponerle fin al sufrimiento
Aun en la muerte
Sigo esperando que vuelvas
Y me saque de este ambiente




Le pregunto todas las noches
A la fría oscuridad que me abriga
Si en algún lugar perdido de la tierra
Tu sonrisa ilumina las tinieblas
Y le digo al viento que corre veloz
Que aun muerto escuche mis promesas
Se lo ruego con trémula voz


Ahora yo soy uno de los caídos
De los tristes, solos y vencidos
Otro que murió en la tristeza
De no poder encontrar solución
Ni tan siquiera una respuesta
Seguiré cantando la misma canción
la misma balada de tristeza




Y así renuncio a este mundo
Renuncio a la vida y a la luz
Renuncio a la esperanza de ver otra mañana
Otra noche y otro cielo azul
Pero no renuncio a tu amor
Amor que lleve a la tumba y conservo en el limbo
Donde solo queda una pregunta
Si tan solo me amas la mitad de lo que yo

Texto agregado el 05-06-2009, y leído por 131 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
24-09-2009 No te des por vencido ni aun vencido. ZEPOL
 
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