1 LOS ESCARABAJOS DE CRIS¬TAL



Los venimos observando desde hace varios años. Sólo el veintiocho de octubre y el dos de Enero.
A escasas tres leguas marinas del naci¬miento del río, varios curiosos estamos aposta¬dos en la orilla izquierda.
Dos de Enero. Son las siete y tres minutos. El primero de los escarabajos hace su aparición tras el recodo. El color del agua cambia y su superficie se tiñe como el arco iris.
El río está tranquilo. Cada escarabajo le roba en unos minutos el color al agua.
La tarde empieza a romperse. Invierno no demasiado frío. Se hace larga la espera.
Bajarán en formación espartana
Les hemos puesto nombre a los siete viaje¬ros, tan mágicos como su número.
Son del tamaño de un puño. Nuestros ojos están fijos en el silencio del agua, en el color de la luz, en la transparencia del cristal.
La primera lenta y altiva es mujer, Ixchel: diosa de la medicina, verde, viene plantando batalla a la muerte. El agua pierde su color es¬peranza
El segundo, Kauil, Dios del fuego, con sus pasos encendidos deja atrás los tonos rojizos.
La llegada de los cuatro siguientes es ma¬jestuosa:
--- Profesor Diego de Sandoval, ¿Cómo los descubrió Vd.?
--- Los descubrimientos científicos --- le respondo casi ausente, fijos en el agua los ojos, ---, se basan en el azar y la curiosidad..
Detrás del último una gruesa capa gris cubre la superficie del río. Concentra toda la sucie¬dad. Un manjar para las aves carroñeras que pronto aca¬barán con ella.
Cuando el último escarabajo se adentre en el mar, el río se convertirá en un espejo cristalino.
Volver es reconfortante pese al frío.


JOSE MARIA GARRIDO DE LAC RUZ
30-08-2008