En abril la mala noticia,
la angustia, la bronca, la desilusión.
El enojo, el llanto, también el miedo,
la necesidad de una pronta decisión.
En mayo la cirugía,
sin duda alguna, la mejor elección.
Bisturí, incisión, extirpación,
dolor y molestias pero sin el tumor.
Junio, julio, agosto, setiembre,
el líquido magenta en jeringas y en las venas.
Náuseas, astenia, durante cuatro días,
después de cada dosis del sanador.
Octubre próximo,
con su luz de primavera,
crece mi cabello, como nueva flor
vuelve mi esperanza, de una vida plena.
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