TRAICIÓN

En nuestra historia hay secretos
que se guardan en la lumbre
de las miradas calladas
y de los besos que aturden.
Pareciera que fue ayer
que me embriagó tu perfume,
en esa cálida tarde
que te conocí, en la cumbre
de mis deseos de hombre
se deshojó aquella herrumbre
(pátina de la rutina
de tantos días comunes).
¿Lo habrá notado mi esposa?
A veces, creo que ruge
como un volcán porque sabe,
pero luego me sacude
la realidad: siempre grita,
siempre se queja y me gruñe.
Pero tú, tú que no sabes
de lo oscuro que desluce
a una mujer, me has brindado
felicidad y disfrute
momentos, que, como chispas
hacen que goce y me turbe.
Nuestro secreto es amarnos
y a veces siento que intuyen
que tú y yo somos amantes
quienes nos ven yendo al cruce
de las horas que robamos
y tan rápido transcurren.
Tú eres mi paz y sosiego,
el descanso que difunde
por mis huesos una llama
que me sofoca y seduce,
provocándome un espanto
que tu fiel brillo desluce.
Somos traidores, amada,
pero cuando el sol fecunde
el nuevo día, te juro,
que he de confesar que supe
vivir solo porque amaste
este traje de costumbre
que desnudo para hacerme
suave voz que le susurre
a tu alma el amor más vivo
aunque luego nos torture.
Y ahora, pequeña mía
deja que apague las luces
y abrazándote me crea
que ese sonido que surge
de tu corazón, es mío
mío, como tu perfume.