Y pensar que hace casi un mes de nuestro encuentro...
Y pensar que todo fué fugaz...
fugaz como el recorrido de una lágrima que emerge
y desaparece en total integridad.

Fuiste algo fugaz en mi tacto.
Conservé un poco mas tu pupila retenida
en mi palpitar silencioso.

Te amé y en silencio continúo.
En silencio.
En total y absoluto silencio.

Y en las noches te escucho
y a veces ansío el visitarte.
Y vuelo, desprendiéndome de mi cuerpo
y de toda yo
para ir a tu encuentro y escucharte.
Y sonreirnos...
Y cantar esa melodía...
Y volver a preguntarte por qué estoy tan enganchada
a tu esmero y tu arte.
Por qué no puedo olvidarte.
Te has clavado y haces surcos en mi estómago,
mientras imagino las escenas que sucedían aquella noche.

Solo los dos.
Y un grillo que fué testigo.
Solo ese grillo que vigilaba indiscreto.
Solo tu mano acariciando mi mejilla.
Solo tu escucha intrigada a mi habla.
Solo dos seres que en la noche se abrazan.

Y duele tanto sacarlo,
elevarlo del alma.
Duele mendigar al universo que vuelvas.
Duele mendigar sin saber si es correcto que lo haga.
Dueles en mí.
En lo mas profundo.
¿Duelo en ti?.

Ansío siempre y ruego que vengas a buscarme
y nos marchemos lejos.
Siempre me visitas en tu estrella fugaz,
reluciente, ensoñada siempre por mi.

Y me recoges y me meces en el universo.
Y yo me duermo otra vez escuchando tu voz
y soltando esa lágrima que me araña cavando una herida...