Huele a azahar
por las calles de la ciudad,
a sueños de primera
de un pueblo que despierta
con la sangre Baco.
Huele a espíritu nuevo,
a espíritu a estrenar,
a festejo, a gloria, a verdad.

Y sin embargo has roto todo mi ser
intentando ayudar,
has roto lo que fui
y lo que siempre quise ser.
Has ayudado a mis pasos,
has moldeado lo que yo
ya había sembrado
y sin darte cuenta,
en parte, me lo has quitado.

Veo desde la ventana
gritos de euforia,
banderas en plena asta,
pero nada cuenta,
nada me enerva,
pues no estoy para celebrarlo,
porque este que no soy yo
no es ni la sombra de mi garabato.