Cómo nos puede cambiar el día gracias a la sonrisa de un niño, a una ocurrencia inocente, a un besito inesperado de un pequeño o pequeña.
Son éstos los momentos que más disfruto junto a mis alumnos, son mi fuerza para seguir adelante en una profesión que no es valorada por agentes externos, sólo internamente, dentro de un salón de clases, dentro del plantel escolar, es dónde más puedes impregnarte de esa carisma, picardía y alegría que un niño es capaz de brindar y transmitir hasta al ser más triste y desolado.