En una época oscura en la que los conflictos imperaban en todo el orbe, los dioses decidieron enviar a tres ancianos a la tierra. Su misión consistiría en llevar, como único equipaje, aquello que consideraran imprescindible para resolver las disputas.
Después de la sorpresa inicial, ante una misión jamás llevada a cabo, cada uno de los elegidos se retiró a preparar el viaje.
Tras un corto período de tiempo, pues en apenas unos minutos, los planetas serían alineados y se abriría la puerta que conduciría a los mensajeros a su destino, éstos se reunieron para mostrar lo que a cada uno de ellos le acompañaría en su regreso a la tierra.
-Yo llevaré en mis maletas comprensión- dijo el de la barba blanca. Comprensión suficiente –siguió- para dirimir con paciencia los conflictos a los que nos enfrentaremos.
-La comprensión no es suficiente- contestó el de cabellos rojizos- se necesita firmeza, determinación y capacidad de resolución, y no nos permiten llevar más que una de ellas.
-Resolución, ¿qué entiendes tu por resolución? –protestó el primero que había hablado -¿Armas, y así acabar definitivamente con los que originan las disputas?
El tercero, cuyo pelo antaño negro comenzaba a blanquear, había permanecido en silencio viendo cómo los otros dos se enzarzaban en una pelea absurda, tosió para llamar la atención y dijo:
-Nos han encargado una misión, diferente si, pero no por ello menos importante, y hasta ahora vosotros no habéis hecho más que discutir sobre la importancia de lo que el otro quería llevar consigo. ¿No hubiera sido mejor coordinar nuestros esfuerzos, dialogar sin menosprecias la opinión del otro, y actuar como uno solo? De esta forma nos habríamos ahorrado el enfrentamiento. Por eso, yo propongo que junto a nosotros viaje suficiente DIÁLOGO para que no ocurra lo que ha sucedido aquí, COLECTIVIDAD porque el trabajo en grupo llega más lejos y a más gente, y DETERMINACIÓN para resolver y actuar de forma precisa en cada momento.
Al mismo tiempo que terminó su alocución, sintieron un estruendo acompañado de una lluvia de estrellas, era la señal, y pronto se encontrarían en la tierra para cumplir la misión que les había sido encomendada.
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