El cuento “El otro yo” de Benedetti, rebela las características del ser humano que están ceñidas por defecto desde nuestro nacimiento, conductas que se han ido modificando a puro batallar, pero siempre retoñan como buena mala hierba cuando descuidamos el terreno de la educación y las practicas de lo que llamamos, buenas costumbres.
Es muy común confundir quienes somos en realidad, y un verdadero logro cuando interpretamos en nuestro interior porque somos así, por eso es necesario buscar a Dios nuestro creador a través de su palabra, para poder entender en parte lo que somos, “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, ¿Quién lo conocerá?
En si el hombre conoce las estrellas, los planetas, los cometas y un sin números de cosas que están a su alrededor, pero cerca muy cerca de él está lo desconocido, su interior, su ser, su alma.
He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá. (Eze. 18:4)
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