Suárez regresó a sus labores más tranquilo, en cambio yo, tuve que postergar la junta con los padres de familia, pidiéndoles que me excusaran, porque se había presentado una emergencia.
El resto de ese día, me la pasé estudiando el sucinto expediente de Máximo y los resultados de las diferentes y muchas pruebas que le habían aplicado los doctores, lo cual me indicaba que desde hacía tiempo, el paciente nuevo había llamado su atención, pero no fue hasta ese día que me lo hicieron saber.
No era mucho lo que podía conocer a través del expediente. El informe extraoficial, señalaba que Máximo anda en las calles desde los ocho años de edad, según versiones de vecinos que viven en la colonia donde el joven pasaba sus días, pernoctando en el lugar donde le ganara el sueño.
De acuerdo a esa información, Máximo había sido abandonado por su madre desde que era un niño, lo dejó a su suerte cuando regresó a Veracruz, lugar de donde es originaria; su padre había sido encarcelado en ese tiempo por diferentes crímenes, fue puesto en libertad cuando la criatura tenía nueve años, al parecer abandonó la ciudad para buscar fortuna en los Estados Unidos, desde esa fecha no se le ha visto por la ciudad.
Máximo había logrado sobrevivir limpiando parabrisas en los semáforos de las céntricas avenidas, al igual que un grupo de muchachos que se encontraban en su misma situación.
Fue con ellos donde comenzó a utilizar solventes para drogarse, lo que adquirían con lo poco que ganaban en su oficio.
Con el paso del tiempo, a él y a su grupo de amigos, se les fueron inculpando infinidad de delitos menores: robaban ropa de los tendederos, sustraían mercancía de las tiendas de abarrotes y uno que otro electrodoméstico que obtenían irrumpiendo en casas de colonias circundantes.
En lo que respecta al expediente oficial de la policía, el adolescente era conocido en su barrio, como “el mechas”. Los médicos que lo atendieron cuando ingresó a la correccional, le pusieron el nombre con el se le conoce ahora: Máximo, el cual fue elegido aleatoriamente.
Los doctores le calcularon la edad de 14 años, los espacios para poner su domicilio, escuela a la que asiste y nombre de sus padres, aparecen vacíos.
(continua)