Sopla y no te asustes, sopla y óyelo llegar a la pared, tu viento rebota y vuelve a tí otra vez.
No necesitas luz, no necesitas mirar, sólo pon tu oído y no lo dejes escapar.
Una vez, no soplaste, pasó mucho tiempo, tiempo que tu olvidaste, pero que el viento nunca olvidó.
Ahora que ya eres anciano, deseas soplar, pero la fuerza de tus pulmones ya no es la misma, la pared recoge lo poco de tu soplo y con un leve empuje, te lo hace regresar.
El viento sólo queda vivo en tu mente, cuando pudiste soplar no lo hicíste y ahora que lo deseas, con amargura contemplas que tus fuerzas no te lo permiten.
El viento sigue esperando, tu piensas que él te olvidó, pero el que se olvidó en verdad de él, fuiste tú.
La edad del viento por el nunca pasa, por eso cada vez que lo desees, sopla, sopla y vive en ese momento lo que en verdad te dá tu tiempo.
La vida es una estación, el tren pasa por ésta, pero si no lo coges ahora, no volverá a pasar más.
"Piensa cada día que es lo que puedes hacer, pues no dejes eso para mañana, porque tal vez por algún motivo de tu edad, de tu destino, de ese momento, no lo puedas ya disfrutar."
Escrito por Carlos Them.
© Copyright Carlos Them 2009. Todos los Derechos Reservados. All Rights Reserved. |