Puntual cual reloj de cuco,
contenta como Dylan,
despierta siendo margarita repleta de pétalos,
simes y nomes, intacta la negación al querer.
¡ como una enana espumando olas ¡
dentro y fuera, arriba y abajo, saltando y sumergida,
espumando verde en un brindis tan saludable que sacia mi estomago.
Como una niña, niña bonita,
me estoy cuidando, con mimo, con mamas.
Minas explotadas dejan al descubierto granos de confianza,
ya te veo, y te mimo, niña bonita.
Tú que estuviste escondida, me planté sin regar una peluca de canas.
No es verdad ese corazón viejo del que hablan.
Ya hice el trueque y elijo la espontaneidad frente a la sabiduría,
elijo lo inédito frente a la experiencia.
Inédita, me siento virgen de principios.
Me gusta. Sin reglas establecidas, juego incansable, juego sin vergüenza,
juego con las ganas de una niña bonita de uniforme a cuadros y zapatos sucios.
Pies negros que sacudo en tu ducha.
En tierra, enterrados, me revuelco en arenas que me liberan,
exfoliando submarinistas que acaban en otra isla olvidados.
Este hotel, de lujo sin lujuria, vanidoso de puertas amplias,
luminoso ilumina, y me lo creo,
también comparto ese exceso que dicta el diccionario.
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