Tal vez debí escuchar cuando tu silencio se despedía entre aquella melodía urbana nocturna. Las luces de esa noche cerraron aquel acto tan armoniosamente que me negué a creerlo como el final. La obra no se estrenó en realidad.



Después de tenerte, dejarte ir es cortar la vida y preguntarme a cada segundo si habrá un nuevo comienzo o si acaso el tiempo se habrá quedado suspendido en el instante mismo de soltar tu mano, pues aún te veo caminando a contraviento con la ilusión errante a tu lado; la búsqueda de lo incierto crees que asegura tu vida.


Si hubiera visto aquel atardecer en vez de verte a ti mientras lo veías.
Si hubiera sostenido mi vida en lugar de tu mano ante cada tropiezo.
Si hubiera dejado secar tus lágrimas en lugar de adueñarme de ellas en sueños.



Posiblemente hubiera sido mejor arrancarte antes de caer en el juego eterno del autoengaño caída que va golpeando cada piedra esas con las que formé la barrera contra la realidad duele lo que protegía.



Tal vez ahora podría presumir de vida propia.
Tal vez tendría el valor de ver el espejo.
Tal vez caminaría con un fin y no esperándolo.



Pero el idioma me dice lo que la piel ya sabía... el hubiera no existe y el tal vez es incierto.