“No, así es el infierno; sin muecas de dolor, ni cárceles de fuego. Sin montañas infinitas que subir, ni calabozos de púas. No hay diablo a quien culpar ni dios sobre quien blasfemar. No, éste es el infierno; este momento en el cual no hay nada por qué luchar. Este instante en el cuál ya lo he conseguido todo. Con este gusano que me carcome desde dentro, destruyendo todo lo que me queda. Así es el infierno, lleno de tiendas y productos, mientras yo, en medio, me carcomo por dentro esperando la siguiente compra, el siguiente producto, el siguiente pecado…”