Tu ausencia en la tarde ha llevado a mis pies a la sombra de una mesa sobre la escribo tu presencia invisible. Me han traicionado las horas escondiéndome tu distancia entre las letras de un libro que se lee solo. Solo el sonido de la realidad escondida hace que vibre la sangre en interminables interrogantes colgadas en las puertas de los ojos.
Texto agregado el 29-05-2009, y leído por 938 visitantes. (1 voto)