Apenas amanece, los tímidos rayos del sol luchan con la oscuridad y las brumas remolinean por los senderos.Estos, noche tras noche reaparecen en mis sueños como sombras que se alargan, estiran, de pronto cambian de lugar y surgen bajo otras formas.
Me veo en calles oscuras, rodeadas de altos edificios;deambulo por sus sendas sin salida, sin vereda no hay espacio que las separe entre sí. Hay casas sin ventanas, sin puertes, tétricas, sombrías, parecidas a criptas. Quiero gritar y no puedo articular una palabra.No hallo escape, no puedo avanzar, no hay hacia dónde.
Infierno y cielo que se mezclan,se juntan sin ninguna orden lógica, sin ninguna razón valedera.
¿Serán tal vez impulsos retenidos por el nervio óptico en su innumerables recodos de los centros cerebrales?

De pronto cambia el panorama.Aparece un río embravecido,sucio, amarillento, arrastrando todo a su paso.Su oscura espuma salpica todo inundando los alrededores.Y como apareció,se va.Con él desaparecen las criptas,los senderos, las sombras y queda tan sólo un enorme vacío que no tiene color, no tiene forma, no tiene profundidad y luego también se dispersa...

La peculiar pesadilla, dominio de lo más allá de la realidad,como apareció se desvanece.

El subconciente torturado olvida pronto, trata de olvidar, hasta que nuevamente aparece la angustia, la opresión y los hechos se repiten.En la misma forma, y con la misma intensidad y triunfante toman posesión y logran instalarse otra vez en mis sueños.