A las mujeres "de la calle"
dedico mi poesía,
a las que duermen de día
y muestran de noche su talle.
Nadie te debe juzgar,
pues no conocen los motivos,
que te llevaron a trabajar,
en el trabajo "más antigüo"
A veces juzgamos mucho,
pero sólo a los demás,
y quemamos los cartuchos
con criticas sin igual.
Yo no te juzgo mi nena,
yo entiendo tu labor,
tu alma debe ser buena,
pues tratas de dar calor.
En tu carita pintada,
hay un rictus de dolor,
más con una carcajada,
haces creer que es amor.
Sonríes siempre en la acera,
te ves feliz y contenta,
pero nadie se da cuenta,
que tu alma vive en pena.
Cuando llegas a tu casa,
abrazas a los pequeños,
y ahí transformas tu cara,
y te olvidas de aquel sueño.
Cada día que trabajas
te resulta muy difícil,
y aún así no te rajas,
pues eso parece inútil.
Ven, acércate un poquito,
sólo charlaré contigo,
yo no quiero "El favorcito"
sólo quiero ser tu amigo.
Yo te comprendo morena
y te ofrezco mi amistad,
para mi eres niña buena
y por siempre lo serás.
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