El joven se acerco a la musa…
- Y tú ¿en que crees? – le preguntó.
La musa, ensimismada con las margaritas hablo con voz temblorosa:
- Tengo el corazón tan roto que ya no creo en nada -
El joven notó como las lagrimas recorrían sus pálidas mejillas…
Entonces, ella levantó la cabeza y miró al muchacho a los ojos, y él se quedó de pie con cara de idiota.
- Es una pena, la desconfianza y el miedo son malos consejeros, a mí me paso una vez… - Alcanzó a decir el joven.
Entonces siguió su camino sin mirar atrás, sin saber que aquella era su musa.
Texto agregado el 25-05-2009, y leído por 104
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Lectores Opinan
26-05-2009
Qué gran pérdida... la musa...y con ella la inspiración... annika
Lo que no pudo ser... me gusto bien escrito mis 5* y un millón de besos yo_nilda
25-05-2009
Que triste no poder sentir, no poder creer. Es como estar muerto en vida deslizandose en la nada... Lastima! podria haber sido una bella historia de amor... betsyhaab
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