Julio regresa de laborar en la industria demasiado tarde. Mireya, su mujer, aparte de amarlo con devoción sufre porque es celosa y lo siente de su propiedad absoluta. Como él no llegaba, no pudo esperar más, atendió sus dos retoños y los llevó a dormir. en ese silencio su inseguridad fecundaba sus tontos pensamientos. Los chicos quedaron en su sueño y ella a pasearse por la casa retorciendose las manos y se asomaba a la ventana y de su marido ni sombras. -Esta vez no le aceptaré explicaciones tontas como: Que él nunca tiene dinero como para invitar ni a un helado a una mujer.todo se gasta en la casa.
Esta vez no aceptaré disculpas, su cuento no va a pasar ahora. Que acompañé a un amigo a comprarse una chaqueta. Que se encontró con Alicia,su hermana
y conversaron un rato, eso era más creíble,pero la otra vez nos encontramos en una ceremonia y ella ni lo comentó, además que no demostró haberlo visto tan recientemente.
Los pasos de Julio se oyen, abre la puerta y entra, cariñoso, pregunta por los niños y lamenta no haber cenado con ellos.
Ella guarda silencio y el se acerca a darle un beso y ella molesta lo acusa.
-Dejame que te explique, Negrita. en la mañana me quedé con el dinero justo para la locomoción, porque se hizo una colecta para regalarle un hermoso ramo de flores a la secretaria de Bienestar Social y es tan buena profesional, encantadora para solucionar problemas. Acuerdate cuando se nos enfermó grave la niña. Por eso estaba esperando locomoción, con las monedas en la mano y no se como se me cayeron y recogi rápido, pero me fué imposible juntarlas todas, me faltaba la más grande, no sabía que hacer, por fín decidi venirme caminando y me arden los pies, las botas son muy calurosas, mañana voy con los zapatos.
_Y tengo que creer ese cuento como una imbécil, acaso. Mañana hablaremos y duerme en el sofá , no te quiero ver.
Al otro día Mireya preparó el desayuno para los chicos y se fue a su cuarto con el más pequeño y Julio esperando que al regreso se hubiera calmado el torrente, se fué sin desayunar
Malhumorada empezó a recoger la ropa que Julio tiró en el sofá y como siempre el inútil puso las botas debajo de la mesa, Mireya se agachó a recogerlas rabiando que el muy bruto.... Se le cayeron las botas cogidas en una mano y sintió un ruido metálico. Recorrió el suelo con la mirada y vió una moneda grande, caída de la bota y convulsionada decía en voz alta: -Pobrecito, mí amor y más encima se fué sin desayuno. Y era cierto.
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